4 dic 2008

Texto, objeto semiótico


Partimos, pues, del texto como objeto semiótico o descripción (mediante el metalenguaje) de los discursos que penetran en la sociedad; intentaremos asimismo explicar qué hacen o se proponen los textos con su actividad y dinamismo discursivos; defenderemos, junto a Bajtin (1977: 179) que "... donde no hay texto, tampoco hay objeto de investigación (...)" y que en él -nos referimos al texto- confluyen, se conectan e insertan distintas disciplinas.
En cuanto se refiere al término "texto" ofreceremos, a continuación, algunas observaciones que hemos considerado pertinentes y estableceremos ciertas diferencias en relación con "discurso", ya que ambos constituyen el centro de esta investigación y el objeto de nuestro análisis. En primer lugar, sintetizamos la teoría del doctor Vázquez Medel sobre estos términos:
El término "Texto", al igual que sucede con todas las grandes categorías de la reflexión teórica y del pensamiento, lejos de ser una noción estable que cimiente o funde desarrollos posteriores basados en ella, acaba siendo una disponibilidad terminológica que adopta el significado asignado por cada teoría que, aparentemente, se fundamenta en esa disponibilidad. Por tanto, los problemas que en su uso plantean la polisemia y la homonimia amenazan con minar su valor de fundamentación teórica. A la vez, el carácter de sinonimia con el que ciertos investigadores revisten, por ejemplo, las nociones de texto y discurso complica aún más cualquier consideración. (Vázquez Medel, M.A., 1991-a).
Efectivamente, coincidimos con el profesor Vázquez Medel en que la proliferación de este vocablo indica una gran preocupación de la época, una voluntad de exceder límites y establecer ópticas nuevas en las consideraciones de fenómenos muy diversos, no sólo de índole filosófica o jurídica, sino en su más amplia acepción de índole cultural. Así mismo, nos ha parecido interesante tener en cuenta las opiniones de otros investigadores respecto a estos conceptos pues, como consecuencia de la proliferación de dicho término, su naturaleza "está condicionada por los modos de su producción y reproducción (...), en definitiva, el texto no es una realidad física, sino un concepto límite" (Segre, 1985: 368-369).
Observemos qué dicen G. Gorni, Manuel A. Vázquez Medel y U. Eco a este respecto:
- Gorni, G., (1979: 18-32):En cualquier caso, la noción que se atribuya a "texto" está vinculada al origen metafórico de su uso.
- Vázquez Medel, M.A. (1991-a):
A) La disposición u orden de las partículas (o elementos) que componen un cuerpo o texto, que le dan forma y que, por tanto, lo hacen real y las formas codificadas para emitir mensajes es lo que consideraríamos `textura'. Por tanto, en el estudio de la textura se incluye la caracterización de tipos de textos y de sus diferentes funciones.
B) Que la transformación de significados y sentidos atribuidos al término "texto" provienen de reflexiones tan dispares como las lingüísticas, lógicas, antropológicas, etc. y que esa variabilidad hace problemática su constitución epistemológica desde los postulados de la plausibilidad (construcción hipotética) para la descripción y explicación de su objeto de conocimiento, coherencia y verificación.
Finalmente, recordemos a Umberto Eco (1984: 37) quien, al oponer dinámicamente signo y texto, decía: [...] es cierto que la llamada cadena de significantes produce textos que arrastran el recuerdo de la intertextualidad que los sustenta. Textos que generan, o que pueden generar, diferentes lecturas o interpretaciones, teóricamente infinitas. Se afirma, entonces (pensemos, sin olvidar las distintas inflexiones, en la línea que enlaza al último Barthes con el último Derrida, con Kristeva), que la significación pasa sólo a través de los textos porque los textos serían el lugar donde el sentido se produce y produce (práctica significante).
Así, a pesar de la proliferación del término "texto" y del carácter de sinonimia que ciertos autores -como Lozano, J., Peña-Marín, C. y Abril, G. (1989: 16), le atribuyen con "discurso", intentaremos establecer la diferencia que hay entre ambos conceptos, cuyo denominador de origen es el signo.
Por una parte, el término texto (<> texere), en su sentido original y etimológico, proviene de textus (> texere) palabra latina que equivale a "tejido, entrelazado o contextura". Así, el cuerpo de una obra lo constituye el texto y cada una de las partículas (signos) que lo conforman. De este modo, lo definiríamos como un conjunto, entramado o urdimbre que se construye, a su vez, con otros tejidos o textos, ya sean verbales, visuales o táctiles. Es el producto de un proceso de enunciación, cuyo mensaje puede variar según el contexto y los receptores-intérpretes.
Por otra, "discurso" es el resultado del texto y la perspectiva trascendental que éste pueda tener, considerando los distintos aspectos que conducen al dinamismo textual y los motivos que conllevan a un análisis fluido. Es decir, el conjunto de elementos de la comunicación que se transmiten en forma de mensaje de un emisor a uno o varios receptores. Efectivamente, respecto al discurso, hay conceptos y definiciones bastantes diferentes: "conjunto de palabras con el que alguien expresa lo que piensa, siente o quiere" (RAE: 1992: 537); "exposición hecha en tono ilustrativo por una persona a otra u otras sobre un asunto serio", o "exposición que uno hace a otro, en público, con fines persuasivos" (Moliner, M., 1982: 1.013, vol.I). A nosotros, partiendo de que, efectivamente, el discurso puede entenderse como la exposición de un pensamiento, convicción o teoría que una persona hace con la intención de persuadir a otra (prescindimos de que éste sea o no hecho en tono ilustrativo) y sin olvidar que se origina en el texto, lo que nos interesa son sus diferentes aspectos y significados o, lo que es los mismo, su trascendencia, fluidez y dinamismo.

Fuente de la imagen:
http://literatambo.blogspot.com/2007/05/manuel-machado-dina-paucar-la-muerte-y.html

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