El concepto de Semiótica adquiere en el siglo XIX una nueva dimensión y puede decirse que después de una larga tradición (Estoicismo, Ockham, Leibniz, Locke), se le considera ciencia en el siglo XX.
Los estructuralistas, dirigidos por Saussure, defendieron la inclusión de la Lingüística en la Semiología y consideraron ésta última como el conjunto de valores que conforman el lenguaje o conjunto de relaciones en presencia o en ausencia. Pero, según Peirce, estudioso del lenguaje desde el punto de vista de la lógica, la Semiótica "es la aproximación epistemológica al signo" y considera que los estudios lógicos deberían ocuparse antes que nada del signo comunicativo. También es interesante resaltar la teoría de Eco para quien esta ciencia es la que estudia todos los procesos culturales como procesos de comunicación, ya que los hombres actúan y se ponen en contacto según las convenciones sociales. En un estudio semiótico, ninguna circunstancia aislada tiene significado para una cultura. Así, para Boves, la Semiótica es "el conjunto de saberes o conocimiento de los signos". Siguiendo esta teoría, el profesor M. Ángel Vázquez Medel la representaría: TEXTO = PALABRA + VALENCIA + PALABRA
Y es que la palabra es el vehículo sígnico de un texto que carece de estructura, puesto que sólo tiene forma. Por tanto, tiene una capacidad distinta a otro tipo de signos, códigos o sistemas.
La valencia es, por tanto, la que hace fuerte y poderoso al texto dado que sirve de enlace a las palabras y les da valor. Podríamos considerarla como la parte "abstracta" del texto.
Y es que la palabra es el vehículo sígnico de un texto que carece de estructura, puesto que sólo tiene forma. Por tanto, tiene una capacidad distinta a otro tipo de signos, códigos o sistemas.
La valencia es, por tanto, la que hace fuerte y poderoso al texto dado que sirve de enlace a las palabras y les da valor. Podríamos considerarla como la parte "abstracta" del texto.
Por otra parte, la hermenéutica es la teoría interpretativa del texto en la que cada elemento cobra un significado diferente según el receptor. Por tanto, la lectura o interpretación de un texto ha de ser abierta y, a su vez, tendrá distintas interpretaciones según el tipo de receptor.
En el curso de los procesos de la comunicación, los interlocutores sólo elaboran las partes de la información que se relacionan con sus intereses, emociones y roles. De aquí resulta la problemática de la comprensión del discurso, de la comprensión del tema y de la comprensión de las intenciones y estrategias del interlocutor. Por tanto, la comprensión del texto ha de tener como base el dominio del código; es decir, conocer los signos, las palabras, su significación y sus reglas combinatorias. Resultarían poco científico y muy peligroso los hábitos mentales, los prejuicios y los esquemas de interpretación ya hechos, pues representan abstracciones que, aunque sean necesarias, pueden simplificar el extremadamente complejo mundo exterior.
En el curso de los procesos de la comunicación, los interlocutores sólo elaboran las partes de la información que se relacionan con sus intereses, emociones y roles. De aquí resulta la problemática de la comprensión del discurso, de la comprensión del tema y de la comprensión de las intenciones y estrategias del interlocutor. Por tanto, la comprensión del texto ha de tener como base el dominio del código; es decir, conocer los signos, las palabras, su significación y sus reglas combinatorias. Resultarían poco científico y muy peligroso los hábitos mentales, los prejuicios y los esquemas de interpretación ya hechos, pues representan abstracciones que, aunque sean necesarias, pueden simplificar el extremadamente complejo mundo exterior.
En el caso de la pragmática, partimos de la base de que cada unidad, signo o partícula que compone un texto funciona sintagmática y paradigmáticamente. El estudio de práctico del producto textual y la teoría interpretativa de texto en su conjunto es lo que denominamos pragmática. Así, el método filosófico que defienden Peirce y James se basa en la validez de cualquier doctrina filosófica, moral o política en sus efectos prácticos. Siguiendo la teoría de estos autores, el sentido de una oración y el significado de un concepto están en las consecuencias que impliquen para el receptor, según su experiencia sensitiva y cultural.
La teoría interpretativa de los textos se basa en el estudio pragmático, cuyo objetivo es en el análisis de la relación signo-intérprete. Todo signo ha de pertenecer a un código y, por tanto, el primero no puede existir sin el segundo. Con esta teoría, estamos defendiendo una postura totalmente opuesta al Estructuralismo, ya lo que nos interesa es el texto en sí, qué es el texto y su descripción, puesto que el significante texto adquiere valor conceptual dentro de un marco teórico determinado y pertenece a un sistema de signos; es decir, el signo adquiere un valor u otro según el intérprete y contextos concretos. Ejemplo: la obra Ulises (Joyce) tiene un valor respecto a La Odisea de Homero. Así, la intertextualidad del Ulises es diferente para quienes hayan elido La Odisea que para los que no lo hayan hecho.
La bibliografía que se cita está detallada en la columna lateral de este blog
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