En su sentido original y etimológico, texto proviene de textus: palabra latina que equivale a "tejido, entrelazado o contextura". El cuerpo de una obra lo constituye el texto y cada una de las partículas que lo conforman. De este modo, lo podríamos definir como un conjunto, entramado o urdimbre que se construye, a su vez, con otros tejidos o textos. En semiótica y cibernética, texto es el conjunto de signos articulados entre sí que es captado y que posee un significado que le es conferido por todo aquello que le transciende. La disposición u orden de las partículas que componen un cuerpo o texto, que le dan forma y que, por tanto, lo hacen real y las formas codificadas para emitir mensajes es lo que consideraríamos textura. Por tanto, en el estudio de la textura se incluye la caracterización de tipos de textos con diferentes funciones textuales.
No nos referimos exclusivamente al texto literario, sino también al pictórico, al film, al paisaje o a la escultura, ya que todos se corresponden con ese entramado o conjunto de elementos que lo constituyen; tampoco estamos hablando de una estructura ni de un sistema, sino de la forma que puede presentar un texto y de las circunstancias que lo conforman y que pueden influirle. Si tomamos como ejemplo el texto literario, ya sea oral o escrito, éste adquiere valor por medio de la "palabra", que es el elemento/signo sobre el que se articula o constituye. Dado que en todo texto hay una parte viva, otra emisora y otra receptora, la palabra es considerada como el vehículo sígnico y nosotros (hablante y oyente) formaríamos parte de ese signo. Así, las acciones del hablante o emisor que se concretan lingüísticamente con el objetivo de persuadir, captar seguidores o convencer al oyente son las que se denominan acto de habla.
Imágenes: http://picasaweb.google.com/MundoAlfombras/ServicioDeRestaurcion/photo#5044512713260166402
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