27 dic 2007

Transtextualidad: Caracterización y tipología


Entendemos por transtextualidad la presencia dinámica de un texto en otro y a la interferencia de cuantos más textos en uno. Es decir, todo aquello que pone a un texto en relación con otro u otros constituye la transtextualidad. Esta relación entre textos puede ser: implícita o explícita y, aunque funcionen por oposición, son inseparables puesto que constituyen una dicotomía; consciente o inconsciente; consciente e implícita.
Partiendo de la teoría, opuesta al Estructuralismo, de que no hay signo sin código, "el significante texto adquiere valor conceptual dentro de un marco teórico determinado", según palabras del profesor Manuel Ángel Vázquez Medel. Así, el autor produce el texto y manifiesta ideas, conceptos e intenciones por medio de signos que son recibidos e interpretados por el oyente u oyentes.
Hemos dicho que la interpretación del signo es el proceso que permite la relación de "algo" con "alguien" y ahora vamos a añadir que, en el transcurso de la interpretación, un texto apela a otro u otros textos según el receptor y su capacidad cultural. Con esta teoría defendemos que sólo nos puede extrañar aquello que conocemos, puesto que lo que se conoce no nos puede sorprender. Por tanto, aquello que es único, está sólo o aislado es todo lo que no es.
El hablante/autor = productor de signos que pone en marcha vehículos sígnicos en relación con un intérprete. Por tanto, como recoge el crítico francés, Gérard Genette (1989:9 y 10), "El objeto de la poética es la transtextualidad o trascendencia textual del texto". En otro momento anterior había dicho que: " todo aquello que pone a un texto en relación, manifiesta o secreta, con otro u otros es lo que se denomina transtextualidad". En ella intervienen cinco tipos de relaciones transtextuales que, a continuación, voy a enumerar según un orden aproximadamente creciente de abstracción, de implicitación y de globalidad (Genette: 10-17):
a) Intertextualidad: Es la relación de copresencia entre dos o más textos: la presencia efectiva de un texto en otro. Su forma más explícita y literal es la práctica tradicional de la cita, el plagio, la alusión. En resumen: un enunciado cuya plena comprensión supone la percepción de su relación con otro enunciado al que le remite necesariamente alguna de sus inflexiones, que no serían perceptibles de otro modo.
b) Paratextualidad: Denominamos "paratexto" al título, subtítulo, intertítulos, prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc.; notas al margen, a pie de página, finales; epígrafes, ilustraciones; fajas, sobrecubierta, y otras señales accesorias, autógrafas o alógrafas. Todas ellas procuran un entorno variable al texto y, a veces, pueden incluso proporcionarle un comentario oficial u oficioso del que el lector no siempre puede disponer. La paratextualidad es, sobre todo, una mina de cuestiones sin respuesta y está constituida por la relación con otros textos de forma menos explícita y más distante que la intertextualidad.
c) Metatextualidad: Consideramos metatexto al comentario que une un texto a otro sin citarlo, convocarlo e incluso sin nombrarlo. Se denomina metatextualidad a la relación crítica por excelencia.
d) Architextualidad: Los fenómenos architextuales constituyen un caso más abstracto que implícito. Por ejemplo: la lengua en la que está escrita un texto, la forma de éste, las llamadas de atención, etc. constituirían el architexto. La determinación del estatuto genérico de un texto no es asunto suyo, sino del lector, del crítico y del público, ya que todos ellos están en su derecho de rechazar el mensaje o estatuto paratextual. Por tanto, la percepción genérica orienta y determina el horizonte de expectativas del lector y, por supuesto, de la recepción del mensaje.
e) Hipertextualidad: Es toda relación que enlaza un texto (B) con un texto anterior (A) en el que se injerta de una manera que no es el comentario. Ejemplo: la metáfora.
Dicho de otro modo: la noción general de texto en segundo grado o, lo que es lo mismo, un texto derivado de otro que ya existía previamente. Esta derivación puede ser del orden descriptivo o intelectual, en el que un metatexto habla de un texto. Puede ser de orden distinto: que B no hable en absoluto de A, pero sin A no podría existir B; que B resulte al término de una "transformación" de A, al que evoca de forma más o menos explícita aunque no hable de él ni lo cite. Los textos relacionados se denominarían: B = Hipertexto A = Hipotexto.
Biblografía base: GENETTE, G.: PALIMPSESTOS. La literatura de segundo grado, Taurus, Madrid, 1989.
Imágenes:
Cuadro de De Chirico: El arqueólogo. El autor cel autor coloca en un interior a dos supuestos arqueólogos que han atesorado toda clase de antigüedades y que conversan sentados en sillones: manuel.cerezo.name/archives/000262.html

3 comentarios:

Unknown dijo...

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Saludos

Anónimo dijo...

perdón: una desprolijidad que puede llevar a un error: la relación de "metatextualidad" puede nombrar explícitamente el texto comentado; no necesariamente permanece implícito

Soledad Flaubert dijo...

Sin perdones!!!! Gracias por la aclaración. Matizo: Metatextualidad: "Relación que un texto mantiene con otro que habla de él, esto es, la relación crítica. en efecto puede ser explícita o implícitamente".
Lo que me tiene despistada es la palabra "desprolijidad". Se utiliza mucho en Argentina; pero no acabo de definirla. Dime un sinónimo. ¿desorden?, ¿despiste? falta de exactitud?
Gracias de nuevo